¡ Ay, corazón pétreo,
late, vive, ama,
refresca con cristalina fe
este escepticismo,
quita de mi boca
la hiel que me enfurece,
y tu, alborada sonrosada,
virginal y dulce,
niña de mi alegría,
crece en mi interior
como un poema,
como el génesis
en el renacer
eterno de mi ilusión .