Debo mucho a quienes no amo
Pero debo más, a quienes odio
Por cuya presencia viene con una
empatia ausente
En ellos la razón para no ser oveja
de sus lobos
Ni carne entre sus dientes.
Les debo a veces mi paso acelerado
Para no ver sus ofensivas espaldas,
Pero me consuela saber que son
amados por otros
Del mismo modo en que algunos
me aman
Por eso sé que el desprecio también
da fuerza,
Para no quedar rotos.