Para qué tenerte a mi lado, si hasta
con mirarte te enojas.
En los días de descanso te dolía todo tu cuerpo..
Ni prepararme un bocado querías,
y de amor me decías: déjalo para
más tarde.
En cambio en lujos, querías que yo sea quien resuelva tus vanidades.
Lo lamento siga su vida de cansancio que yo me voy a mi trabajo, y cuando regrese
resuelvo el asunto de mujer en
otra parte.
Con poco dinero lo hago
y asunto arreglado.
No tengo que preocuparme de atender tus
vanidades; lo único que te puedo
decir, cada cual cubre sus gastos
sin rogar a nadie.