No sé si duermo o despierto,
en la nada de lo oscuro
o en el tibio día seguro;
en ambos soy un inexperto.
Vaga mi alma en un desierto
impotente y sin salida;
porque no vale nada la vida
en la tierra llena de muertos.
Sin seriedad y con relajo
me confundo en el desorden
tanto arriba como abajo.
Lloro, mundo indolente
hasta que doblen las campanas
sobre locos y dementes.