Escuchando el ritmo alterado de la magnífica música
la paciencia rinde sus frutos
y los acordes vuelven a su origen
agradando los sentidos heridos.
Intento no escuchar el paso del tiempo
quien, como siempre, es imbatible y arrasa con mi ser
a lo cual yo decido escuchar su rápido marchar
siguiéndolo con la vista
descubriendo que es mortal
fingiendo ser eterno
soñando no existir.
Alegrado por permanecer un segundo sin tiempo
el cual tomo y lo digiero
encontrando en la dulzura de sus entrañas
la magia de la desconcentración
la cual vuelve y mira esta hoja
y analiza las letras que se agolpan en mi mente
y se extienden por mi mano...