Ely.M.

Irse

 

El camino que recorro
alguien más lo anduvo.
No guardó mucho decoro
mandó todo por un tubo.
No le importo el ayer,
ni a quienes quedaron en él.
Solo quiso continuar,
aunque no tenía un destino al cual llegar.
Más sin embargo con miedo
y casi temblando;
no lo pensó dos veces
y poco a poco se fue alejando.
Las casas se hacían pequeñas.
Sus pisadas más pesadas.
Las voces se hacían eco
y llanto las carcajadas.
Se iba, partía, huía
emprendía por fin un viaje.
Y más que ropa
llevaba recuerdos de equipaje.
Estuvo a punto de estallar en llanto.
No era un adiós para siempre,
era solo momentáneo.
Regresaría con triunfos
o con fracasos.
Eso igual no importaba.
Era cuestión de alejar la mirada
sobre aquello que lo detenía.
Que justo ahora lo llenaba de agonía,
cuando en un tiempo fue el motivo de su alegría.
Pero todo cambia para mal o para bien.
Y ese viaje podría ser la diferencia.
Aunque fuera sin conciencia.
Tan solo era ponerse en camino.
Para estar libre y volver a empezar.
Con lo poco que le quedaba.
Con la esperanza moribunda.
Con un corazón lastimado.
Y aunque un poco agotado.
Con ansias de algo mejor.
Y cómo todo buen soldado
recto y de firmes convicciones.
Armado de valentía
solo se fue un buen día.
A hacer el último intento.
Una última búsqueda
de aquello que un día perdió.
Y que quizás con un golpe de suerte
podría llegar a encontrar.
Y llenar ese vacío
que quedó en su corazón.