He hecho un pacto con la buena suerte.
Ante Dios estuve mis dones reclamando.
Al hablar con Dios, no aludí a la muerte.
Precavida estuve, con mi Dios hablando.
*-*
Nunca fui un ser desprovisto de gran fe.
Creo que, tal estado, de males me salvó.
En verdad, por mí y por otros, yo sí recé.
Muchas veces, ante Dios, mi alma gimió.
*-*
Aprendí desde niña a hablarle con amor.
En cada minuto de angustia Él está cerca.
Nunca he dudado de mi fe y de mi Señor.
Ante Él, siempre tengo abierta mi puerta.
*-*
¡Es cierto, de Él no dudo, en eso soy terca.
Me alié mucho a Él, cuando estuve muerta!