Es la luz de ese farol
que absorbe mi mirada desahuciada
mi cuerpo adormecido
falto de esperanza
recostado a un lado del ciprés
haciéndole sombra con mi aurora
harto de los papeles que no sirven para liar
huyendo sin saber, ¿por qué?
con la espalda estropeada
cargando con excesos que no parecen ser parte de mí.
Soy víctima de mi generación
de mi boca cerrada y mirada agachada
de mis arrugas en la frente y mi semblante atroz
de los secretos que yacen en el diario de Pizarnik
de mi empatía por Bukowski
el frenético aislamiento de Wolf el ángel que nos mira
de ese futuro dónde nadie te ha visto
o siquiera imaginado
pero bien descrito por Córtazar.
El resultado es que sigo pensando en esa cifra, que no es dígito, es un concepto de
Hemingway que me acompaña a los confines del sueño.
\"Algo que le pasa a todos, la tregua con la muerte para vivir con enorme pasión\"