Ella era la única mujer en esta realidad
capaz de convertir mi pervensión en ternura,
si amanecía sin mi piel cubriendo su piel
decía que se sentía desnuda.
Y un día me invito a visitar su cielo,
pero en el solo encontré sus tormentas.
Nunca me amo como el sol ama a la luna,
que cada noche se ahoga en el mar
para que ella respire al siguiente día.
Porque si algo aprendí de esta mujer,
es que sabía hacer que olvidaba
justo antes de marcharse.
Pero no creas que te he olvidado...
dame tiempo que solo me estoy viviendo,
mientras mi vida va haciendo equilibrio
como en un juego de dominó.