¡Oh cielo mío! cuando te imagino
quiero seas mi sueño,
mi estructura, un delirio en mi mente
que me incita a elucubrar
sobre la ternura de tu alma, tu candidez de corazón,
tu arrullo…
Tu cuerpo diamantes lujuriosos
que se dibujan como si fuese un comic,
en un altar de diosa, te iluminas,
te introduces dentro de mi,
como un rayo lujurioso
Eres mi muro, mi protección
contra la dañina lluvia torrencial;
siento ansia de tu belleza,
te llevo en el bolsillo de mi chaqueta,
en el horario de trabajo, incluso en los actos imprudentes
que realizo por pensar en ti, sin tenerte,
de enloquecer sin verte, de morir por ti, sin sangre.
¡Oh, mi martirio!, por qué sueño
con hojas secas respirando nuestro aliento,
alimentando nuestros aromas, a hierba cortada,
a suelo mojado, cuando nos acurrucamos y nos besamos.
Esa presencia de tu ausencia
que me lleva a la locura.
la villanía hecha belleza,
una flor naciendo en el sendero de tu desnudez.
Circulo por un túnel de embaucamiento,
una sensación de aroma a clavo y canela
me embriaga, noche tozuda, de sudores intensos,
de momentos de delirio, sueños imposibles
porque no existes, eres mi fantasía.
Sé mi delirio, mi tormento, mi amor del alma
una sensación inexplicable que ahonda en mi ser
y se convierte en felicidad,
Lava mi sangre, desierto de arena ardiente,
seca mi corazón con tu amor;
amor acurrucado sobre las mieles, driblando al ocaso,
a la enfermedad del cansancio,
que es la intolerancia y la rutina.
Quiero poseerte entre tus sábanas festivas,
en tu dormitorio, custodiado por ángeles invisibles.
que cuidan nuestra historia de amor,
álgida, fresca como el agua que brota
de un manantial en la montaña.
Eso espero de ti mujer.
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