Daniel Pirotto

Invasión

Una mañana desperté y te encontré en mi casa.
Llegaste sin avisar y traías el sol contigo.
Habías cruzado el puente de cuerdas negras
Del que quité los tablones para esconderme del mundo.

Estabas ahí con tu sonrisa blanca,
Con tu olor a mañana y tus ojos grandes.
Se llenó de brisa y de canto de aves
El silencio sombrío que empapaba mis días.
Y vi crecer flores en mis manos
Cuando sentí la tibieza de las tuyas húmedas.

¡Cuántos dardos floridos 
Clavaste en mi desilusión!