Lea Nieves Torres

La lluvia

La lluvia suave sonaba como un arroyuelo corriendo por entre las verdes montañas, bajando poco a poco a las praderas y los valles; un aura fresca abrazaba poco a poco la atmósfera, después después de las olas intensas de calor, donde los humanos y los animalitos buscaban aire fresco bajo la sombra de los pocos árboles que quedaban en Los pequeños pueblos medianos y grandes. El río del cielo se oía con gran precisión; eran las tres de la madrugada; había un límite entre el calor y la frescura de la lluvia sobre los techos de zinc, de asbesto y otras materiales; una gota seguía a otra gota desde el manto de nubes y ya el sonido variaba desde el norte. Sí. era el sonido de las olas provenientes de los ríos del cielo un velo de agua pintado de colores de fuego apocalíptico debido a la ola de calor infernal, como si el mundo fuera una botella sin aire, sin agua y con la tierra muerta.

El viaje de la luz, como un ángel, como si un ángel hubiese encendido un faro infinito y los  rayos velados de una diosa resplandecieran dando lugar a la lluvia, el manto espejado del río formaba rizos cambiantes de luz que pasaba sobre las hojas de los árboles que brillaban como espejos.una a una las aves regalaban sus cantos los gallos empezaban en su canto una nube pende sobre el cielo de colores tenue como la niebla la luz se mete en la nube y la pinta con sus rojos azules verdes anaranjados amarillos Violeta quedando como una túnica a la vista el viento golpeaba sobre los muros de la casa las ventanas vibraban ladraban los perros ruido de vehículos cortando el aire veo una telaraña inmensa que cubre la ciudad blancas nubes y ratas humanas buscan perpetuar su poder escondidas en lujosas mansiones quieren ser evaporar evaporados de la luz gotas de luz y los de luz rayos de luz mantos de luz vuelven sobre el campo un pájaro cuida los polluelos en el nido hecho con residuos urbanos y su arrullo los conforta un escarabajo bucea en las flores de almendro junto a mi ventana