Y muchas veces nos preguntamos
y nos quedamos pensando
hasta esas alta horas
de la madrugada,
en que ya hacemos
lo que nos da la gana,
si hay algo que nos falta
o si se tienen ganas
de que se juegue todo a una carta.
Lo que somos
ya forma parte de la historia
que sobre nosotros alguien traza.
Somos el pasado y el presente
y estamos pata a pata,
con ese futuro
que conforme avanza
queda cogido
a las sábanas de nuestra cama.
Cada uno en la suya
y que la paz reine en cada casa.
Y es que todo vale
en este baile de máscaras,
donde nadie se atreve
a enseñar la cara.
¿Qué somos
ahora que tantas teorías
desgranas
el genoma humano,
como si fuera una madura granada?
¿De dónde venimos
de la nada?
Madre a nadie nos falta,
el amor en ellas nunca falla.
¿ Es esto lo que se llama
una divina gracia?
¿Es la placenta del universo
nuestro hogar
y de él nadie nos saca?
¿Cómo será el final de universo
escrito en un poema
que al tocarlo se deshaga?
¿Hacia dónde vamos
cuando vemos que algo nos falta?
Yo no lo se
y es que desconozco
por falta de mapa,
el saber donde está
la mejor de las paradas.
¿En esta huida hacia adelante
hay posible retirada?
¿Las batallas del alma
acaban siempre incendiando
las miradas?
¿Somos memes
en un poema gracioso
de corta tirada?
¿Somos tú yo,
y los demás solo están de pasada
o se quedan también ellos
y observan el escaparate
donde se eternizan las miradas?
¿Somos letras de una canción
inspirado en una fogosa letra
que nunca se acaba?
¿Somos en la filosofía
medioambiental
las despiadadas alimañas?
¿Qué somos por la noche
y qué somos por la mañana,
somos calco
o solo el sueño
que todavía avanza?
Con tanta pregunta se me olvidaba
que toca publicar el poema
y todavía estoy aclarando mi colada.
Tantas cosas ya pasadas,
que ya es media mañana,
y el café está frío
y la vista cansada.
Por eso y con calma
me quedo con ser
todo aquello que me falta
hasta llegar a ese día
en que estire la pata.