En el jardín de tu mirada brillante,
se ilumina mi alma al instante.
Tu sonrisa, un verso encantado,
que en mi corazón ha anidado.
Tus ojos, luceros de la noche,
guían mi camino con derroche.
En cada suspiro, en cada latido,
el amor crece, sin medida ni olvido.
Acompáñame en esta dulce danza,
donde el tiempo se detiene con esperanza.
Juntos, fundamos un eterno suspiro,
en un amor puro, sin límite ni retiro.