Carlos Justino Caballero

NUESTRA NUEVA VIDA

 

A Nicanor, tan amado.

 

Se acercó despacio y me abrazó en ternura

ese nieto mío de cabello rojo,

el que en mi falda dejara dormido

su cansancio niño, en amor latiendo.

 

La inefable alegría de nosotros y las cosas

fluía ajena a su anuncio tan vital y amado.

 

Sentí estremecerse mi ser escondido,

cuando se apretó a mi pecho y se arrimó a mi oído

para dejarme emocionado su suave susurro:

“mi mamá tiene a mi hermano en su panza” …

 

Se encendió de pronto el familiar ambiente

congregado a amarse en ese frío mayo…

 

Y pasaste a ser tú, mi niño, en silencio,

el dueño de todo el festejo y de toda la dicha.

No será efímera… es sólo el comienzo

de esta nueva vida, que cambiará las nuestras…

 

para amarla!

 

 

A Nicanor, mi decimosexto nieto...