Podrán venir muchas noches,
muy tristes y tenebrosas;
podrán traer sus dolores,
que acongojen muchas horas.
Podrán venir muchas lluvias,
que erosionen los caminos;
podrán caer muchos rayos,
que nos pongan en peligro.
Podrán venir vendavales,
deshojando muchas ramas;
podrán botar la cosecha
y dejarla maltratada.
Podrán venir cataclismos,
que derrumben las paredes;
podrán caer los tejados
que los sueños nos cercenen…
Mas las noches no podrán,
evitar un nuevo día
con su luz resplandeciente
que ilumine nuestras vidas.
Ni la lluvia durará,
tanto tiempo con su llanto
irrigando los senderos
y llenándolos de fango.
Ni tampoco el vendaval,
(aunque ramas él derribe)
arrancar nunca podrá
las raíces que estén firmes.
Mucho menos cataclismos,
que hagan que la tierra tiemble
si su fuerza la resisten
con firmeza las cimientes.