Qué amenaza estragarse
bajo las plagas
ya en paz ese ansia
implacable
y la dura embestida
del tic-tac cotidiano
ahora hecha carne.
Ninguna medalla merezco
por ser humano
ni humanizable
porque pronto tiende mi carácter
allí al descuido
y vivo en la hemorragia
de mi alma a partes
y soy yo quien se sacia
de más calambres.
Tengo yo este hambre
como toda mordaza
y si presumo de ser hombre
casi me matan
cuando este efluvio del horizonte
está más cercano.