Carta de retiro
Cansado ya de excusas, sentado en mi escritorio
tomé unas cuantas copas con ganas de olvidar...
y vino como rayo la causa del jolgorio
y pues, ya he decidido, me voy y sin llorar...
Las cosas con pretextos no sirven en la vida,
porque son una caja que atan la verdad;
por eso ya no vuelvas diciendo arrepentida;
que solo fue un proceso sin mala potestad.
Aquí, con sangre y tinta y aspecto cristalino
también te notifico, que sigas con tu afán...
total y ya eres de otro, de otro clandestino
que sin saber de nada cayó por su champán.
Que sepa el nuevo amante, que fue por decidido
y no porque hayas dicho ¡no quiero ya seguir!
Que sepa que te escribo, te escribo para olvido
y nunca, aunque lo quieras, no vas a resistir.
Mi carta de retiro te estoy dejando ahora
después de haber pensado con doble precaución.
No lleva ni la fecha, tampoco lleva otrora,
este es el fin del cuento, ¡no llores corazón!
Escoje tu camino, te digo con decoro
y toma cualquier nave, muy lejos... sé feliz...
no tengo más detalles ni nada más te imploro,
la luna pues te guíe sin causa y sin desliz.
Me duele despedirme con versos de esta forma
porque yo aún te quiero de modo sin igual;
pero las circunstancias nos ponen sello y norma
y esto es el tormento con cara de puñal.
No sé porque la vida nos juega con violencia
si antes nos dijimos mil cosas, de verdad...
ahora nos aleja causándonos dolencia,
¿por qué vamos sufriendo? ¿por qué felicidad?
Que el llanto y el silencio protejan nuestro trato
y guarden como historia los versos con dolor:
quizá la borrachera se pase con un rato
y sane las heridas por causa de tu amor.
Mi carta de retiro, termino muy dolido
y sé que igual lo sientes, yo sé que ya es el fin...
por causa de consejos ya estás en otro nido
y yo con mi agonía me marcho sin confín.
Samuel Dixon