Es el susurro callado de las musas,
ha llegado el final de la poesía.
Las palabras se desvanecen en silencio,
las rimas se rompen en mil pedazos.
La pluma yace en el suelo,
los versos se despiden con desgarrados abrazos,
se desvanecen en la eternidad,
pero su eco, por siempre quedará.