Nos damos cuenta con los años que estamos solos en los peores momentos de la vida y que esa soledad se va volviendo la única compañera, esa que siempre está ahí escuchando tus cuitas y tus lamentos más dolorosos.
Porque cuando se va yendo la gente importante en tu vida, no queda más que seguir adelante solos, darle la confianza plena a tu propio ser y con la conciencia de que sola no sufres más.
No porque no das nada de lo que jamás te darán, además porque ya no esperas nada bueno o malo de alguien.
No porque como sientes ese vacío y sabes que no se llenará con otras personas, pues tampoco se requiere.
Estás bajo la certeza de que mañana será un nuevo y mejor día.
Que si hay lágrimas hoy mañana ya estarán secas, ya serán pasadas y si vuelven por algún recuerdo añejo y amado, no será con ese mismo dolor, sino porque aunque duela ya te ha hecho crecer y cada día eres no solo más fuerte, sino más fría y más dura.
No hay verdad más cierta de que un día nos quedaremos solos, sin padres, sin hijos para algunos, sin ese amor o sin una buena salud que te ayude a soportar más todo, pero que también nos dejará ver la dura realidad: estamos solos y hay que aprender a vivir con ello.
Soledad, pero con verdad.
Dolores Luna. Anna.
Febrero 24. 2024.
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