Digamos que me estas escuchando,
pensemos que te quitaste la armadura,
la misma que me pongo a veces,
aquella que se interpone con su hierro.
Supongamos que me escuchas,
intentemos cambiar la suerte hoy,
tal parece que los años nos envenenan
por cada palabra dicha o gesto por hacer.
Supongamos que me miras de nuevo,
que se derrite esa distancia de papel,
que se disuelven los polos poco a poco,
que el silencio nos inunda con amor.
Digamos que me estas escuchando,
porque aunque duermes a un costado
construimos una barrera inmensa utilizando
aquello que no usamos para enamorarnos.
Acepto mis culpas y mis errores,
si dejé de pintar el universo de colores,
en medida fue gracias a ambos,
y aun escucho el eco de nuestras risas.
Tal parece que ya no parece ser
que al amor florece cada mañana,
el invierno se estacionó permanente
en medio de nuestra fría cama.
Supongamos que me escuchas,
que deslizo mis dedos sobre tu rosa,
aquella que marchitamos con el tiempo,
que no regamos como debía ser.
Digamos que me estas escuchando,
y que no soy tan repetitivo a veces,
en mis sueños aun me sigues mirando,
y yo soy todo aquello que mereces.