Tengo que salir corriendo
a riesgo de descalificaciones
lesiones
choques
porque mi meta queda
en la salida.
Sé que no llegaré a tiempo
ni existe tiempo para la llegada,
pero necesito volver
hasta antes de la arrancada,
cuando no había decidido
fundir mis pies y la calle
en su solo respiro.
Por suerte, apenas llevaba unos metros
y podré regresar sin demasiados
traumas, ningún periodista deportivo
se burlará de mi desmayo.
Allá atrás
no me espera nadie, solo
la poesía que inventó
la carrera y colocó cada
letra de tu nombre en la
pantalla que debería exhibir
las órdenes de Cronos
en la meta.