QUE, NO SE RINDA
Sentado en el talud
de aquel oscuro pozo,
miro con inquietud,
su impasible mirada.
Veo en sus negros ojos,
la vida que me queda.
Su mirada me envuelve,
en un sinfín de nadas.
En el camino duda,
de mis pasos la vida.
Y en la extraña partida,
que me toca jugar.
Voy quimeras soñando.
Cuál viajero que espera,
su meta culminar.
Frágil es la andadura.
Camino con premura,
porque apremia la vida,
Y en su loca embestida,
altera mi soñar.
Jalonando a la cima,
voy marcando la ruta.
Que, otros pasos, me sigan,
en mi errático andar.
Y afinando las notas,
de la música viva.
Voy leyendo entre líneas,
de la vida su rima.
Carcelero es el tiempo.
Verdugo sin piedad.
Que en su sentencia ignota,
condena sin cesar.
No hay camino sin lucha.
Ni colina sin bruma.
No hay amor sin locura.
Ni pena sin penar.
Hay alegrías, sin duda,
que de placeres, llena,
las arcas de la vida.
Hay amor que perdura.
Y habiendo sido amante,
de la vida y sus gozos.
Voy mirando en el pozo,
profundo, que me mira.
Y sigo en la partida,
que me impone mi tiempo.
Con la frente marchita,
y libre el pensamiento.
Que no se rinda el verso,
al tiempo que fustiga.
Ángel L. Pérez ®
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25/02/2024