Asomada a la ventana y viendo el amanecer.
Allí, mismo donde llora la noche su partida.
Nadie parece notar que el Sol va a aparecer.
Las aves con sus cantos le dan la bienvenida.
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Nació un nuevo día y hay mucho qué hacer.
El esplendor del brillo lunar ya está en caída.
Hay que apurar la faena antes del atardecer.
No sea que el Sol aspirara aligerar su partida.
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Sabio como es el Sol ya se percató de la Luna.
Verla venir en todo su esplendor, es su alegría.
Lentamente inicia su despedida y desaparece.
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Llegó Febrero y su pompa lucirá como ninguna.
La nueva luna, exalta en el poeta sus fantasías.
Va atento, ante un eclipse que, la ensombrece.