Ya son las siete
y las horas pasan.
Mi desnudez quedo
tendida en el silencio,
entre dos sábanas.
Esperando tu presencia
entre las esquinas
de olas calladas.
Son ya las siete
y el día avanza.
Como el agua en las piedras,
fría y también clara.
Son ya las siete
y la vida llama.
A vivir los sueños,
con manos gastadas.
Ya todo es luz
y no queda calma.
La noche se ha ido
y olvidamos el alba.