Hay momentos en la vida de los hombres
en que hay que tomar decisiones trascendentes…
decisiones que apuestan a la vida
como ese arroyo que fluye vital
para asentarse en el lago lleno de experiencia.
Decisiones que se proyectan a lo que es definitivo
para cumplir así la propia esencia.
Y en el medio, ese transcurrir de instantes
que es el tiempo… ajeno a nuestras decisiones,
pero que condiciona siempre… nuestros propios actos.