Adoradom

UN HOTEL ENCANTADO

Andando por un camino, 

Yendo a la aventura, 

Me distraje si querer, 

En un hermoso verdor, 

De un prado próximo, 

A un parador, 

Acompañado, 

Iba del rey sol,  

Cuando sin darme cuenta, 

Anocheció. 

Y gotas,  

Empezaron a caer, 

Corriendo busque, 

Un lugar, 

Donde parar, 

Y no mojarme 

Sin más, 

Empapado iba, 

Y visualice, 

A la lontananza, 

Un grande y enorme,

Edificio abandonado,

Y sin luz, 

Digno de la realeza, 

Cerca de donde me encontraba, 

Corrí como una liebre, 

Al supuesto lujoso hotel, 

Cuyo nombre no se veía, 

En el suelo, 

Y arrancado,

Allí se hallaba, 

El nombre, 

Boca abajo estaba, 

Su nombre apenas se ve, 

Entre, 

Y la puerta cerré, 

De telaraña,  

Lleno estaba, 

Limpieza,  

Necesaria era,  

Voces di, 

Mas nadie, 

A mi auxilio, 

Recibí, 

La chimenea,  

Que apagada estaba, 

De pronto,  

Sola se encendió, 

Perplejo me quedé, 

Y a ella me acerque, 

Antes de llegar, 

Una silla,  

Se aproximo, 

Y asustado,

Me quedé, 

Que misterio, 

Se oculta,  

En aquella oscura, 

Y sombrío,  

Inmueble, 

Sorprendido me vi, 

Cuando en la mesa, 

Encontré,

Recién hechos,

Y abundantes, 

Viandas variadas, 

Al principio, 

 

Temeroso estaba, 

Tras minutos, 

E imposible aguantar,

Tan buen olor, 

No me resistí, 

Vino, pan, 

Y carne, 

Allí presentes,  

Consumí, 

Mientras me alimentaba, 

Desde el interior, 

Alguien me hablo, 

Diciendo,  

Quiere algo más, 

Paralizado me quede, 

Y al reaccionar, 

Pregunté, 

¿Quién anda ahí?, 

Miedo me daba al mirar, 

Pero nadie respondió, 

Cuando pude me volví, 

Y a nadie vi, 

Cuando un poco me relaje,  

Una silla se movió, 

Y corriendo salí, 

A puerta me dirigí. 

Imposible abrir, 

Una risa escuche, 

Y la puerta, 

A mi espalda deje,  

Observando la escalera, 

Allí quede, 

A un lado y otro, 

Nadie había, 

Asustado estaba, 

Todo a mi alrededor, 

Se cambiaba, 

O modificaba el sitio, 

Ví, 

Volaban butacas, 

Se oían risas, 

Voces,  

Y susurros, 

Corriendo salí, 

Para subir, 

Por escaleras, 

De izquierda, 

A derecha,  

Un largo pasillo, 

Encontré, 

Y cada habitación, 

Entrar intente, 

Todas cerradas, 

Ninguna abierta, 

¡Oh! Casualidad, 

Una abierta está, 

Dentro entre, 

Y la puerta cerré, 

Numerosos golpes, 

Sentí, 

El miedo aumentaba, 

Pasado un rato, 

Todo cesó, 

Agachado me quedé, 

Tras la puerta que abrí, 

Confiado, 

De que todo acabo, 

Algo observé, 

A mi lado estaba, 

Sin darme cuenta, 

En un espejo,  

Me fije, 

Un anciano, 

Se reflejaba, 

Un salto di, 

Y debajo de la cama,  

Me oculte, 

Mal sitio pille, 

Un niño,  

Sin ojos me encontré, 

Del susto,  

Encima de la cama, 

Me subí, 

Tos me entro, 

Cuando el polvo,  

Se levantó, 

En un rato, 

La tos se fue, 

En el cabecero, 

Figuras de niños, 

Grabados tenia, 

Al acercarme, 

Las cabezas,  

Se movieron,  

Y hui,  

De esa habitación,  

Di un portazo, 

Y al salir, 

La alfombra,  

Que el suelo cubría,  

Me perseguía, 

No encontraba sitio, 

Donde ocultarme, 

Una puerta roja, 

Apareció, 

Delante de mí, 

Y por ella entré, 

Con llave cerré, 

Arrepentido me quedé, 

Era un sitio, 

Mas horrible, 

Y fantasmal, 

Sabanas por doquier, 

Espejos curvados, 

Un caballo de madera, 

Que, en movimiento, 

Se puso, 

Sin estar, 

Encima nadie, 

Y al fondo, 

Un ventanal, 

Enorme presencie, 

A la misma me acerque,  

Y milagro,  

Se abrió, 

Casualmente, 

Al mirar al exterior, 

Una canalera vi, 

Y de un salto, 

Me agarre, 

Hasta el suelo llegue,  

Aunque lloviera, 

Igual me daba,  

Me marche, 

Casi el amanecer, 

Lo que tarde,  

En salir, 

De aquel hotel, 

Al que jamás volveré.