Tus Ojos,
Mis Ojos,
Vínculo Invulnerable.
Tus Ojos,
Mis Ojos,
Irreversibles como el Tiempo.
Si las Aguas Fluyen Cristalinas
Hacia la Mar,
esa la Más Calma
o en Tormentas y Brumas,
tus Ojos en mis Ojos
Serán,
después de la Tormenta Atroz de Versos
que me Incinera,
que Ocluye mis Pasos,
que Sana y Hiere
mi Alma,
la Doble Conciencia
que se Esconde en las Sombrías Sombras.
Recuerdos Amarillentos y en Destierro,
Añosos en el Palpitar Lejano,
de mi Espíritu Viejo,
Destruyen el Alba
que se Estremece Pálida
al Llegar la Oscura y Mortecina
Noche...
Quizás, Soñás lo que Sueño Yo,
Aunque Ajeno Seas,
un Vagabundo y Desconocido
Otro.
Ya Flamea el Blanco Símbolo
que en Jamases Nunca Llora:
Es la Áspera Soledad
y esa, tu Abstraída y Borrosa
Indiferencia
que el Ser toca con sus Dedos
Desalmados,
lo Magnífico de lo Humano.
Tus Ojos,
Mis Ojos,
Tus Manos Cálidas en las Gélidas Mías,
Y el Polvo Disperso
de lo que Otrora Fuiste
Y ese Sepulcral
Silencio...
Se Fundirá mi Alma
en la Rústica Roca,
Lenta,
Lerdamente,
Augusta,
Pretenciosa,
Hasta lo más Profundo y Lejano
del Mismo Infinito,
(en la Única y Solitaria Historia
que Hemos Sido)...
(Patricia)