En un día sereno, me preguntaste el porqué, Por qué te amo tanto, qué es lo que me hace arder. Me sumergí en mi ser, en un mar de calma con mil motivos, Buscando la respuesta, en mi alma que aclama.
Me enamoré de ti, de pies a cabeza, de cada parte tuya, de tu esencia pura y traviesa. Tu cuerpo, tu rostro, tu sonrisa encantadora, tu ternura infinita, tu mente seductora.
Pero más allá de lo físico, de lo tangible, me enamoré de tu alma, de tu ser intangible. De la armonía de tu locura, de tu autenticidad, que me cautiva y me eleva, en cada realidad.
Pero, sobre todo, comprendí en mi ser profundo, que lo que más amo, lo que me hace el mundo, es la mujer única que eres, genuina y sincera, que entrega su ser con pasión verdadera.
Son tus ojos, tu mirada, y tu sonrisa, Lo que me enamora y me da la prisa. Tu silencio, tus prisas, y tu entrega total, que hacen que te ame, más y más sin final.
Eres la mujer que llevas en lo más profundo, que se entrega completa, en cada segundo. Por eso te amo, por ser tú, simplemente, por la mujer que eres, eternamente.