Defiéndete de las críticas,
de la injusticia, de los abusos,
de la intolerancia o del desprecio.
Defiéndete de la ignorancia,
de la invasión del vacío
y de quienes utilizan \"El Quijote\"
para calzar una mesa coja.
Defiéndete de la mentira,
de las bombas sacadas de contexto
y de los claveles asesinos.
Pero sobre todo y ante todo,
defiéndete de ti mismo
con una defensa espartana.
Si te dejas dominar por el miedo,
por la inseguridad, por el ego,
por tu propia dopamina,
por el deseo de agradar
a quien no te agrada
o de demostrar tu valía
a los postizos de muestra,
serás un fortín cimentado
sobre arenas movedizas.