En el horizonte de mi existir, apareciste tú,
Mi razón de ser, con tu luz,
Mi sombra se desvanecen,
Y mi corazón no deja de florecer.
Eres el viento que acaricia mi rostro,
La melodía que alegra mi ser,
Cambiaste mis días cruces a colores,
Y me enseñaste a amar y a renacer.
Eres mi guía en este laberinto,
Mi refugio en tiempos de tempestad,
Tu presencia llena cada espacio vacío,
Inspirándome a avanzar.
Eres quien transforma mis lágrimas en risa,
Y mis miedos en valentia y pasión.
Gracias a ti, descubrí la plenitud,
Y el amor que late en cada latido de mi corazón.