Siempre te estabas quejando, que yo
no te daba el lujo que tú querías,
una buena casa.Te gastaba tu
dinero que trabajabas, y te lo
gastabas en vanidades, no colaborabas
en el hogar; yo simplemente
apenas me alcanzaba para tener
el pan en la mesa. Fue tú decisión, marcharte de donde vivíamos, no sé
si fue bien para tí o para mí; que
hoy tengo una vida cómoda, sin lujos
pero soy felíz, y tú, no lo sé, quién te
cumpla tu capricho para tener
tu vida fácil, Dios los sabrá mujer.