El recuerdo que se confirma en el polvo,
impregnado sobre las paredes blancas,
como intentando dibujar,
el fondo oscuro de la herida,
en el vacío que saturan los miedos,
y el remordimiento de la ausencia.
Justo cuando estaba olvidando,
la bofetada que me daba el tiempo,
abrazándome a él en la blancura de las canas,
justo cuando la butaca, resucitaba los libros,
el recuerdo, con sus manos de mariposas,
abría la puerta a imágenes que lastiman.
Una sombra tirana reanimando el olvido.
Un fragmento de luz ingresando por la ventana.
Un eco del silencio perturbando la memoria.
Un verbo atorado en la lengua, sofocando la boca.
Unos dedos ingenuos delineando en el polvo.
Un suspiro furtivo imaginando los versos.