Quiero que mis deseos esta vez
se me cumplan de verdad,
el primero es que habites, mujer,
en mis horas de cordura
y de locura, por la vivacidad
de mi apetito por ti, si te pienso,
de pronto detengo mi ascenso,
cuando me hace falta el beso
de tus labios en su suavidad
que se enrojan, ven a mi alba
con atrevimiento, me faltan
tus pupilas en su misticismo…
mi crepúsculo es más delirante
en tu mirada si la sombra se avecina,
así con la avidez que me provoca:
el antojo de ti en mí se origina…