Si pretendemos decir que los demás deben pagar sus deudas históricas, debemos asumir que nosotros también tenemos esas deudas, y que toda la humanidad es deudora, ante esto, no hablaremos de rencor hacia los que nos han masacrado, sino de justicia para los que no se arrepienten y no desean un cambio, y misericordia para los que se arrepienten y abrazan un cambio. Sin embargo esa misericordia quedará medida según la imparcialidad de juicios justos. Pregunto:
¿Acaso hay alguno de ustedes que sea puro y justo, sin pecado alguno?
Lo contrario es cierto, jamás seremos imparciales porque todos estan destituidos de ser plenamente justos como humanos de carne y hueso, limitados bajo estrellas infinitas que nos observan en el firmamento, a nosotros finitos, de conciencias amargadas, aún por habernos robado un diminuto dulce. No, la inocencia no cabe en nuestros corazones mas que como un ideal inalcanzable si al menos somos honestos, la olvidamos cuando dejamos la niñez y nos creemos autosuficientes. Así que el mejor acto de valentia que podemos asumir es arrepentirnos, y perdonarnos los que tengamos amor en los corazones, pedir a Dios hacer en nuestros tribunales de la mejor manera su voluntad, lo cual se perfecciona en aquellos que se delimitan en su palabra, la palabra de Dios.
La humanidad por completo es deudora, le debemos a Dios todo, le debemos hasta la tierra donde cosechamos y el aire que respiramos, dependemos de su misericordia, y los que buscan la paz, siempre reflejaran esa misericordia en la búsqueda de sus acciones diarias, y sus palabras. No, la memoria de un buscador de la paz no debe llenarse de los recuerdos de las deudas que otros le deben, buscar cobrar, y jamas perdonar, para llenarse de rencor, porque nosotros también tenemos esas deudas con otros y para nosotros mismos, sin mencionar que toda deuda es con Dios en gloria. Un buscador de la paz llena su memoria del recuerdo pero al mismo tiempo lo perdona, y ese perdon lo llena de paz, y la paz lo inhunda de amor; esos individuos heredaran el reino de los cielos, pero no solo eso, sino la tierra misma, no puede ser de otra manera.
Mateo 6:12\"Perdona nuestras deudas así como nosotros perdonamos a nuestros deudores\"
Dejemos que nuestros muertos sueñen y descansen en paz, con la esperanza que la paz que ellos sienten nosotros los vivos la cosecharemos, porque la paz que vivimos en Jesucristo no es la paz de este mundo, como la paz de los que ya partieron en Cristo tampoco es la paz de este mundo. Y no vivimos la paz de los muertos que Dios recibe (porque en Cristo aunque mueras viviras) mas la queremos, pero vivimos la paz del espíritu del que acoje sus almas, y esa paz la tenemos, porque el espíritu de Jesucristo vive para siempre con nosotros.
Hermanos, cumplan con la religion pura y sin mácula. Velen por los huérfanos y las viudas, no ignoren el propósito de Dios. Háganlo para el Señor cual luz para este mundo.
Gracias Señor Jesucristo por darnos la paz con Dios. Amén