Llama de amor
¡Oh, gardenia primorosa
que en un día tan preciado
encontré razón de amores
como el sello de Pegaso!
Levanté con ansia loca
la mirada sobre el cártamo
y quedé del todo sobrio,
todo sobrio, maquinando:
y pidiendo entre la gente
el elíxir de tus brazos,
caminé por muchas sendas
repitiendo, yo... ¡yo te amo!
Y juré por todo anhelo
encontrarte como encanto,
a pesar que aquella trama
iba yéndose de plano...
por eso, toqué mi pecho
haciendo con él un trato;
la mirada encantadora,
la dulzura de tus labios
era el norte de mi apuesta
con un rumbo imaginario:
conquistarte con mil versos,
protegerte de lo malo;
y, aunque susurren los montes
como leones tan bravos,
yo seguiré contra el viento
entonando cada Salmo,
porque contigo mi vida
yo quiero pasar los años.
Contigo tocar el cielo,
contigo ser más, más que algo.
Yo quiero tocar tus dedos,
contigo llegar muy largo
y sonreír tan a gusto
atravesando los bálsamos:
contigo la tierna noche
los pensamientos ensayo;
contigo mi dulce niña,
contigo, mi amor declaro.
Samuel Dixon