¿Por qué te niegas poema a expresar lo que deseo
y te quedas allí quieto inerte, vacío e infecundamente frío?
¿Por qué quieres quedar siempre oculto y confundido
sin encontrar substancia… como un ser inexistente?
¿Es que ves pasar las horas reptando sobre el tiempo
y mordiendo hastíos porque lo hecho ya fue hecho?
Veo que el sol se apresura por llegar del río al cerro
si sólo hasta ayer demoraba cada instante para no partir.
Busca el luminoso instinto que te distinguía
intentando una vez más la explosión del alma.
Y plagia esa forma tan especial de morir
que tienen algunos días… de morir vivos.
[1] Publicado por Editorial Dunken en “La lenta obsesión” (2011).