Palpita el corazón preocupado
si miras a mis ojos sin mirarme,
si tu alma y tu razón han de olvidarme,
siendo tú madre y yo hijo aniquilado.
¡ Maldita enfermedad, maldito arado
que hieres los recuerdos sin contarme
el desgarro vital al que enfrentarme
sólo con mi dolor enarbolado ¡
De tus pechos mamé, con tu desvelo
nutrí mi infancia en noche amorosas,
cuando sufrí, tu canto fue consuelo.
Y ahora cuando te hablo, un acre velo
oculta en tus ojos las flores rosas
que yo velaré en tu camino al cielo.