Los años van dejando las huellas,
tal vez dar a luz sea soltarlos,
Dejar que ventilen errores, se enamoren
Los estadìos no aprietan el alma con meses de sortilegio.
Los años que te delatan las canas,
sutiles a la vera de las dècadas,
se hacen costumbres, marcas
que deja el destino al rozarlas.
Saber amar derrama la sìntesis de la vida,
las esperas no huelen a lo fugaz, no sacuden
la demora de los relojes, solo elucubran al carpe diem.
Es por eso que de vez en cuando riego los años de regalo,
no porque anuncien estallidos sino porque vuelvo a mirarlos,
como quièn siembra la bondad incomensurablemente.