Dejémonos de historias, voy al grano...
¡Te quiero! ¡Sí! ¡Te quiero! ¡No lo dudes!
Pues, puede que no tenga más virtudes,
pero esta sí: sincero soy, y humano,
y a veces demasiado. Así que vano
sería ahora hablar de los laúdes
de mi pecho o las vastas latitudes
a que lleva este amor, del todo arcano.
Prefiero en mí tenerte, en posesivo
nombrarte siempre mía, eternamente
hacerme parte tuya y, de tu ser
volverme condición. Sentirme vivo
en ti, tan solo en ti, mientras mi mente
acoge tu totalidad, mujer.