En el mundo donde yo nací todo es distinto. Los seres nos miramos a los ojos, hurgando en ellos, para ver si podemos encontrarnos el alma.
Por las noches nos recostamos mirando hacia el cielo, para encontrar alguna estrella nueva o darle forma a las constelaciones. Otras veces nos tomamos de la mano antes de dormir con nuestras parejas, luego nos acariciamos la piel y más tarde buscamos encontrarnos el espíritu divino, penetrados uno en el otro
Por la mañana nos despertamos con un beso que sintetiza la experiencia de lo que fue la noche. Bostezando a bocazas, estirando el cuerpo lentamente.
En el recorrido al trabajo seguimos mirando a otros seres a los ojos intentando ver de que color es su alma y que tan fuerte son sus pensamientos
Oímos con atención lo que el otro expresa. Y nos concentramos en comprender. Eso nos provoca sentimientos de ternura o transferencia de pensamientos.
Mi mundo donde nací. Es tan distinto a este. Aquí donde la gente sólo mira aparatitos que constantemente tiene en sus manos. Aquí no se requiere ternura, ni imaginación, ni sueños. Todo lo reciben de esos mismos aparatitos, de otros más grandes. En el cielo las estrellas son más grandes y metálicas. Emiten ondas que le dicen a los seres que sentir, que pensar. Que esta bien, que esta mal, a quien elegir, que ponerse, que mundo tan extraño este que me toca habitar hoy
Aunque tiene pequeñas similitudes, es tan distinto a mi planeta tierra donde yo nací y creci. Este es otro mundo. En mi mundo no había imposibles, no permitiamos que nos manejen aparatitos, estos solo eran para oír música
Aunque se llama tierra aquí le dicen globalizado, claro empiezo a entender porque, en un globo, en su interior hay solo aire y vacío.
En mi mundo donde yo crecí. Los colores de los otros seres los veíamos a través de los ojos, su mirada tenía el color y el brillo de su interior, había Lennon y Jesús y otras divinidades que hoy no existen. Por que no les conviene a los que manejan las guerras, y las estrellas metálicas....