A Limón
Hoy, no puedo con las letras
ni tampoco con palabras
expresar lo que me dicta
desde el corazón el alma.
Es un sentimiento amargo
como un nudo en la garganta
del que quiero desprenderme
y con más fuerza se agarra.
A esa cara nos rendimos
un febrero a tu llegada
y un febrero entre la lluvia
con heridas nos separa.
Obediente y fiel amigo
tu colita meneabas
entre aullidos clamorosos
tras la puerta a la llegada.
Daba igual si era Rubén
o La Mami o La Tamara
siempre había un gran saludo
y una fiesta desbordada.
La nobleza ha sido el signo
que tu vida abanderaba
y, tus ojos dos luceros…
algo inmenso en la mirada,
Aunque sabes que no Creo
en un Dios que crea y mata,
para ti, yo pido el cielo
y una eternidad en calma.
Ojalá un día me huelas
y sintiendo mi llegada
recorramos el sendero
entre nubes azuladas;
recordando viejos tiempos
de joviales caminatas,
tú y yo, mi fiel “Limón”:
Amigo de cuatro patas.
Tu presencia al corazón
lo anegó de paz y calma,
y aprendí que pa´el amor
no hacen falta las palabras.
Aprendí que pa´el amor
lo que falta es tu mirada.
Rafael Huertes Lacalle