Amor y deseo
Miré sus ojos por vez primera;
esencia dulce y espectro hermoso
y dije lleno de amor gozoso
no habrá segunda ni vez tercera.
Su boca roja, dichosa fiera
movió sus labios, buró famoso;
y así, de pronto pensé glorioso
con ella ¡oh, vida! ¿Qué no quisiera?
Poeta dijo la voz del viento
escucha siempre al cartel flamante,
la luna nueva, la más gigante
se torna a veces clamor sediento.
Entonces quise gritar contento,
que había visto en aquel instante
pasar con tropas de amor galante
a aquella dama, y a paso lento.
Flechó mi pecho su risa loca
clavando firme, cual dardo fuerte:
y allí, depuso la ansiosa muerte,
letal veneno de aquella boca.
Amor primero, menguante roca
que el astro ardiente no tuvo suerte...
confirmo ahora que muero al verte
si en pago ofreces la ausencia poca.
Dejadme ser prisionero y sigo
matando el sueño y pensando en ti...
yo sé que adoras, yo sé que sí...
yo sé que quieres contar conmigo.
Yo quiero darte pasión y abrigo
y siendo mía, poquito así...
jamás resistas mortal rubí,
¡ven, dame un beso!, ¡ven, te lo digo...!
Samuel Dixon