Que me juzguen lo que quieran:
vestimenta descuidada,
la melena alborotada,
a mi no me desesperan;
ésta, mi alma no la alteran,
no me emociono con nada,
de los bienes desligada
no le importa lo que hicieran;
entregada, sin medida,
sin rencores que guardar
y dispuesta al perdón;
tengo alma comprometida:
vivir para enamorar
y entregar el corazón...