Aprendí a ver mi cama vacía;
a llorar por cualquier tontería.
Que, aun hablando, se puede callar.
Aprendiste a tomar otra mano,
a entender que fui un sueño lejano,
a sentir otra boca al besar.
Aprendimos a ser complacientes
a ignorar los asuntos pendientes
¡Porque nunca aprendimos a amar!
*
Aprendí que sí mueren las rosas
y el valor de las gente y las cosas
que el dinero no puede comprar.
Aprendiste a extrañarme en secreto,
a buscarme en un triste soneto
sin que nadie lo pueda notar.
Aprendimos a dar con medida,
a seguir como causa perdida
¡Porque nunca aprendimos a amar!
*
Aprendí como pesa la vida;
que resulta profunda la herida
cuando el alma comienza a sangrar.
Aprendiste a reunir tus pedazos,
A buscar el calor de otros brazos
que pudieran hacerte olvidar.
Aprendimos a ser dos extraños,
a borrar de la mente los daños
¡pero nunca aprendimos a amar!