Solo para mí había un mundo,
un mundo musical en persona,
que además, un amor profundo
ya me invadió y no me abandona.
Antaño sólo escuchaba Rocío
(que hoy es mucho más variado)
y no había nadie más... hoy vacío
por su desaparición no la he dejado
por ello de escuchar. Permanece
en mí aún todos estos años, empero,
hollar se queda y en sueño me aparece
también: en ángel su amor velero.
Sólo sueño es, verdad, y no me basta
su voz anhelar, la veo y la deseo
nada en fuga querida, iconoclasta
en perderla... y en escucharla me empleo.
Febrero 2.024
NACHO REY