En la vasta tierra de sueños y esperanzas,
caminaba un joven, buscando entre danzas,
el amor que en sus sueños se anidaba,
pero el destino esquivo, su camino cruzaba.
Con ojos de estrellas, buscaba sin cesar,
a aquella que en sus sueños iba a encontrar,
sus pasos errantes, sin rumbo fijo,
en un mar de incertidumbre, perdido.
Probó mil caminos, besó mil labios,
pero en ninguno halló los dulces sabios,
que su corazón inquieto anhelaba,
pues siempre algo en ellos le faltaba.
Una risa, una mirada, un gesto sutil,
buscaba entre multitudes, sin hallar perfil,
suspiraba el joven, bajo la luna fría,
anhelando encontrarla, algún día.
Y así pasaron los días, los años también,
el chico seguía buscando, sin perder el tren,
pero el amor, caprichoso y esquivo,
seguía jugando al juego del cautivo.
Quizás un día, entre sombras y luces,
encuentre al fin el amor que reduce,
su búsqueda incansable, su sed de amar,
y en los brazos de ella, por fin descansar.