Su moño repentino y desenfadado, combinado con la floritura de su cabello, dejó desprovistos su nuca, sus orejas y pendientes, al igual que su cuello, haciendo de estos, una estampa seductora, inocente y pura a la vez, entre sus expectantes.
De igual manera, caminaba cerca de su casa con ropa sugerente, era su forma de ser, su vida llevaba sin tapujos, sin siquiera expresarlo con palabras, mientras los pervertidos, creaban escenas de habitaciones con poca luz, echando a volar su imaginación impúdica.
Milye Florian