Fruto de espíritu
Con voz de la palabra que todo redarguye
el cuerpo se sustenta clamando su alegría:
y es que ella es alimento que al mal lo destituye
por obra del silencio de dulce profesía.
Ella es la miel piadosa, de amor se reconstruye,
ella es la tierna oveja que mora noche y día.
Lenguaje sempiterno y espíritu que fluye;
ubicua, transparente, meliflua y sin falsía.
Y en el Don, ¡Oh, palabra! Contigo nos gozamos
alzando la plegaria que sana toda herida.
Por ti vibra la mente y amor manifestamos,
por ti frutó la estéril que vi tan consentida;
por ti somos soldados, por ti siempre luchamos
y Dios nos manifiesta que amemos a la vida.
Samuel Dixon