Me gusta ver la tarde pasar
y conformarme con eso...
que dicen que es poco.
También me gustaba verla contigo,
sentir sus cantos...
mientras nos abrazábamos en un sol dorado.
Te recuerdo posando
y te sacaba fotos que no te gustaban.
El carrizo parece que habla
cuando el viento le susurra estos recuerdos.
Aún nos veo aquí.
Es lo sabio que esconde este universo,
me siento uno aquí.
Y escruto...
a ver si algo más me dice
como si fuese capaz de plasmar un poco
de la magia que aquí siente mi corazón.
De ese aliento de amor puro
hacia nuestra alma.
Campo verde.
Ya oigo brotar la flor del taraje.
Alguna en tu pelo quedaba,
mi morena agitanada...
De las más puras que por aquí paseaba.
A veces, parece que esto canta
y otras, no.
Pero abismo bello proyecta el corazón
recordando su perenne unión
contigo, la naturaleza
y su canción.
Qué sabe de días esta tierra mía
que ya pocos valoran.
Ella siempre alegre
mostrando lo poco
que este mundo implora.
Sus ojos brillando llenos de sol
tatuados en mí aquí proyecto.
Parece que estas aquí... y lo estás,
por supuesto.
Gracias por amarme, señorita.
Gracias, ruiseñor, por tocarme
con eso mismo que nos distes.
Hoy Dios perdona
a mi ángel que pide disculpas
por ese ego del que no es culpable
cargado de miedos y heridas
de la inconsciencia del demonio del hombre.
\"Te perdono\" me dice.
Y yo lloro...
limpiando mi alma de culpa
tomando al ser certero que aquí
siempre ha estado
y ama...
Ama todo cuanto ve
porque es creador y creado...
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Se ha ido el sol
y ni me he dado cuenta.
Estorninos fugaces
que siempre sueñan
y se despiden
de ese que les dora el día.
Echo de menos a la Luna,
aunque ya despunta tras de mí.
No hace falta girarme,
sus ladridos resuenan en campo de luz,
reflejo de ese que ya marchó,
pero aún sigue...
cuando nada es invisible ante los ojos del hombre.